La súplica del hermano del chico de 13 años asesinado en Rosario: “¡No cierres los ojos, por favor, aguantá!”

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El hermano de Lucas Vega Caballero, el juvenil de Rosario Central, de 13 años, que fue asesinado a balazos la semana pasada, habló luego de que le dieran el alta. Javier, tres años mayor, fue herido en una pierna durante el ataque que fue cometido, presuntamente, por miembros de una banda narco que opera en la zona.

“No me puedo sacar esa imagen de encima, me persigue. Sueño con mi hermanito, tengo pesadillas con los disparos y me despierto agitado. Mirá que este barrio Emaús es pesado, pero lo del lunes pasado no lo habíamos vivido nunca. Justo salimos en ese momento, justo le pedí a mi mamá salir un rato a tomar aire”, se lamenta en diálogo con Clarín.

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“Estábamos cenando los cinco hermanos (Junior, Laura, Cristian, Javier y Lucas) y mi mamá, ya por terminar... Cristian se va al baño y yo, como había estado engripado todo el día y no me había movido de casa, le pedí a mi vieja salir un rato, necesitaba aire y me dio el okey... Detrás de mí se sumó Lucas y en la vereda había vecinos. Creo que pasaron veinte segundos, cuando desde la ventanilla trasera de un auto blanco vi un tipo con un revólver”, cuenta.

Y agrega: “Vi el auto que pasaba muy despacito, lo seguí con la mirada, al toque asomó el revólver y empezaron los tiros. Me escondí en un paredoncito sobre la calle Génova, casi esquina González del Solar. Lo vi a Lucas correr medio desesperado, alcancé a gritarle, creo que ‘tirate al piso’ o algo así y, pero siguió corriendo unos treinta metros... Fui a buscarlo y justo cayó dentro de un pasillo que lleva a una casa. Los tiros seguían y no me había dado cuenta de que estaba con la pierna herida”.

El relato que sigue, es escalofriante. “Fui el primero que lo vio a Luquitas y me tiré encima de su cuerpo, intentando protegerlo... Lo miré, pestañeaba mucho, le grité, le moví los brazos, tapé la herida en el pecho, sangraba un montón... ‘¡Luqui, hermanito, no cierres los ojos, aguantá, por favor aguantá, que ya viene papá!’. Él me miraba, estiró los brazos, cerraba los ojos, no podía sostener la mirada”, recuerda con angustia.

“La casa es un cementerio”, dice el hermano de Lucas Vega Caballero

Llamaron a la ambulancia, pero Carlos, el padre de los Vega, llegó primero con el auto. Mientras esperaban, los vecinos le hicieron un torniquete a la rodilla de Javier. Cargaron en el vehículo a Lucas, a Javier y se sumó Laura, la otra hermana. “Yo le hablaba a Luquitas en el auto, estábamos en la parte de atrás, pero ya no reaccionaba, para mí ya estaba muerto, pero le seguíamos apretando el pechito”.

Lo que sigue, llama a la reflexión: “Yo zafé, lo mío es este agujero, ya me voy a poner bien, pero acá las muertes seguirán, si no se hace nada. Ahora -atardecer del lunes- la cuadra está muerta, nadie asoma la cabeza, hay un miedo general. Nadie se anima a pisar la vereda a esta hora, esto es un territorio en guerra. Hace una semana asesinaron los sueños de mi hermanito”, dice Javier.

El homicidio de Lucas dejó un vacío enorme. “La casa es un cementerio. El enano era una campanita, siempre riendo, divertido y lo re gastábamos, porque era el más chiquito, el más apegado a mi vieja. Lo cargábamos y se enojaba, no le gustaba, él decía que ya iba a ser grande, ‘grande de verdad, en la cancha’, decía. Y sí, era voluntarioso, comprometido y tenía una zurdita envidiable... Quería jugar en Primera, en Central, en 7 de Septiembre, donde sea, un pibito con hambre, algo que cuesta encontrar”.

El sábado, Javier cumplió 16 años. No lo festejó. el único regalo que me importaba era volver a ver a mi hermanito. Sin duda será el cumple más triste de mi vida... Y este jueves Luqui cumpliría 14. Todo junto, no sé si volveré a festejar, si tendré ganas, son fechas muy pegadas, es imposible no asociarlas”.

FUENTE: TN